El Arcángel San Miguel es el más importante de los Arcángeles. Él es el responsable de protegernos y de otorgarnos poder y fuerza, su día es el domingo y su color es el amarillo.
Para invocar su protección prendemos una amarilla, la vela de San Miguel Arcángel, nos visualizamos rodeados de un aura de ese color y sentimos, por unos minutos, el escudo de protección que el Arcángel San Miguel está construyendo alrededor nuestro y de nuestras pertenencias y/o personas cercanas. Cuando terminamos las meditación afirmamos “Así sea, así sea, así sea”.
A continuación, realiza la oración a San Miguel Arcángel:
“Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales.
Humildemente te rogamos, te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor.
Que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad.”
Amén.
Prepara una mezcla de iguales partes de agua y el riego de san miguel arcángel con feromonas, y trapea toda tu caso o local mientras repites nuevamente la meditación inicial y pides protección para ti, tu familia y tu hogar. Para finalizar rocía las esquinas de tu casa con el splash suerte rápida siempre pensando en lo positivo, rocía también tu cartera, billetera, ropa repite este ritual cada domingo y alejaras todas las malas energías para que el mal no toque tu puerta.